A veces, nos
encontramos personas a lo largo de nuestra vida, unos se quedan,
otros se marchan por su propio pie, pero hay siempre alguna
excepción, una persona a quien quieres mucho, muchísimo,
pero por circunstancias, porque a su lado las cosas no van bien,
tienes dejar que se vaya, realmente, solo quieres lo mejor para él,
has intentado darle tu apoyo, has querido sacarle todo lo malo que
traía a cuestas pero, no puedes intentar darle todo a alguien
que responde mirando para si mismo. Yo una vez me enamoré,
quizás fuera la mejor sensación que he tenido en mi
vida, el ver a esa persona y sentir algo inexplicable, yo diría
que un primer amor jamás se olvida, pero la gente puede tener
razón, uno se puede volver a enamorar, una y otra vez; la
verdad, eso no me preocupa, pero si, todos sabemos que vida hay una y
hay que saber disfrutarla y quedarse con lo mejor de la gente, porque
de cada persona, se puede aprender algo, y yo, he aprendido mucho,
entre muchas cosas, que, no las despedidas son un adiós,
también aprendí que cada persona guarda algo bueno
aunque no siempre sepan sacarlo, que los sentimientos no son fáciles
de olvidar si son verdaderos, que siempre tenemos un niño
dentro que sacamos en los momentos oportunos y nadie debe olvidarse
de él , también he aprendido que hay que saber llevar
las cosas sin desesperarse y que todo lo que empieza, acaba.
jueves, 29 de septiembre de 2011
miércoles, 14 de septiembre de 2011
La vida está
llena de momentos, cada vez, más, a lo largo del tiempo
queremos olvidar algunos de ellos, yo creo que todos alguna vez hemos
dicho ' ojalá volviera al principio' o simplemente recuperar
algo. Posiblemente conozcamos a más de una persona antes de
conocer a la correcta, a la persona que, lo significa absolutamente
todo aunque hay veces que te das cuenta de que no es para ti y tienes
que dejar que se vaya. Yo creo que cuando una puerta se cierra,
inevitablemente otra se abre, pero nos pasamos demasiado tiempo
viendo a esa puerta que se cerró y olvidamos la que está
abierta delante de nosotros. Es verdad, nadie sabe lo que tiene hasta
que lo pierde, pero, también es cierto que no sabemos lo que
hemos estado perdiendo hasta que lo encontramos. Nunca está de
más entregar eso que llamamos amor, puede que no sea
correspondido, puede que eso que tú sientes no crezca también
en otra persona, pero aun así, alégrate al pensar que
el tuyo a conseguido aumentar. Si realmente quieres que haya algo
más, nunca debes decir adiós, no hay que darse por
vencido y la esperanza, debe ser una de las últimas cosas que
se pierden y , sobretodo, nunca le digas a alguien que no lo quieres
si realmente no puedes dejarlo ir. El amor es algo que se debe
esperar, sin presiones, intenta siempre ir a por aquella persona que,
te hace sonreir en los malos momentos, aquella persona que con tan
solo una sonrisa puede hacer que, de cierto modo, por decirlo de
alguna manera, lo oscuro brille y porsupuesto, aquella persona que
está a tu lado siempre. Se lo que quieras ser, sueña lo
que quieras soñar, vete a donde quieras ir, porque solo tienes
una vida y unas pocas oportunidades para hacer todo aquello que
quieras. Aquellos que son felices, no es que lo tengan todo, es que
saben aprobecharlo todo de cada cosa que encuentran en su camino y es
por eso que son personas ejemplares, la felicidad busca a aquellos
que lloran, a aquellos que quieren encontrarla, aquellos que la
necesitan, aquellos que aprencian a todas las personas que han rozado
o, entrado en su vida, y , el amor, siempre empieza por una sonrisa,
avanza con un beso y acaba con una lágrima.
lunes, 12 de septiembre de 2011
...
(...) Así
fue como terminé con suero inyectado en mi brazo, con las batas algo
reveladoras de los hospitales, sacada forzosamente de mi paraíso y metida en un
mundo blanco con sonidos eléctricos y comida poco apetecible. Durante mi
estancia en el hospital, a mi familia y a mí nos informaron sobre la diabetes y
sobre cómo puede manejarse. Tuve que aprender qué podía comer y cómo inyectarme
a mí misma. Incluso tuve que mejorar mis habilidades matemáticas para poder
contar carbohidratos. ¡Estaba agobiada! En lo único que podía pensar era,
"Tengo solamente 14 años de edad! ¿Cómo puede haber sucedido esto?"
Tenía algo de miedo de volver al colegio, no
sabía cómo reaccionarían mis amigos, o lo que dirían. ¿Qué pasaría si me
rechazan por mi enfermedad? ¿Se burlarán de mi? ¿Y que pasaría si un desnivel repentino de
azúcar en la sangre me hiciera quedar en ridículo?
Al principio, no hablé mucho
sobre mi diabetes, después todos estaban interesados. Y con la ayuda de los
profesores, que siempre me apoyaron, le explique de que se trataba, incluso me pidieron
que se lo explicara a los alumnos del ciclo de actividades físico- deportivas,
finalmente, se lo “explique”. Me hicieron preguntas cómicas "¿Es
contagiosa?" (no lo es) y "Espera, eso quiere decir que nunca puedes
consumir azúcar?" (Yo puedo). Pero disfruté dándoles explicaciones y cuando
tuve momentos de bajadas de azúcar en la escuela, mis compañeros se dieron
cuenta inmediatamente y fueron capaces de ayudarme. Ante la iniciativa de todos mis compañeros me
propusieron en el instituto hacer una fotonovela en varios idiomas tratando el
tema, cosa que aceptamos todos sin duda y la realizamos los alumnos de la Sección
Bilingüe, fue un proyecto interesante, y muy divertido, y gracias a el ganamos
varios premios…
martes, 6 de septiembre de 2011
Esto es así...
Llevaba mas de un año acarreando dolores de cabeza, era
llegar a casa y quejarme de que me dolía la cabeza, y solo quería irme a
dormir, ni cenar, ni nada. Tras la insistencia, mis padres me llevaron al
medico para intentar buscar una solución, o, saber el porque de eses dolores. Me
hicieron pruebas de todo tipo desde pruebas del olfato, de vista, hasta visitar
al dentista por si era de algún diente, pero nada nos daba la respuesta, finalmente
la médica me cito para un análisis, y así poder descubrir que era. Después de
unos días volvieron a citarme para ver los resultados, todo aparentaba estar
bien, a no ser, que no tenia defensas, pero ninguna… Revisaron mi libreta
sanitaria para saber si tenía todas las vacunas, y aparecían todas menos una
dosis de la hepatitis B. El resultado de todo esto (que en principio no tiene
nada que ver con la diabetes, aunque se sospecha que pueda ser una causa) fue
repetir todas las vacunas como si fuese un bebé.
A los pocos meses de llevar ya unas cuantas vacunas, empecé
a beber muchísimo, y de repente sentía (cada poco tiempo) que
tenía que ir al baño. Cinco minutos más tarde, ya había bebido otro tanto y
sentía necesidad de ir al baño otra vez. Pensé que era debido al agua que
estaba bebiendo, así que comencé a beber menos. Aun así, mis viajes frecuentes
al cuarto de baño continuaron. Le comenté esto a mis padres y en la siguiente
cita para ponerme las vacunas, mi padre, que me acompañaba, se lo comentó a la
medica, esta, dio “ordenes” de que me tomaran una muestra de orina
inmediatamente, era la primera vez que lo hacía y tenia muchísima vergüenza.
Cuando la analizaron encontraron restos de azúcar en ella, y la medica me dijo
que quería saber mis niveles de azúcar en sangre, y allá me hicieron un análisis,
este, de sangre. Mientras me lo hacían tenía algo de miedo, la verdad, por la
sencilla razón de que tanto mi abuela, como mi bisabuela, como un primo tenían
diabetes así que yo sabía lo que podía significar el resultado de ese análisis. El resultado dio 560 ml de azúcar en sangre.
La médica pronto empezó a escribir papeles y me dijo que tenía
que ir al hospital que allí me verían varios médicos…
viernes, 2 de septiembre de 2011
La vida dicen que es así.
“Tienes diabetes juvenil”
Esta frase no es algo que se escucha precisamente todos los
días, ¿no es cierto? Sin embargo, esas fueron las palabras que cambiaron mi
vida para siempre. El 1 de Noviembre del 2009 yo estaba acostaba en la cama de
un hospital mientras médicos, educadores, endocrinos e incluso una psicóloga me
explicaban por qué mi páncreas había dejado de funcionar y por qué no estaba
produciendo insulina. Cuando me lo explicaron me quedé como atontada. ¿Diabetes?
¿Cómo es posible? ¿Por qué me pasaba a mí si yo no era de las que le gustaba el
dulce? …
Quizás y esto ya traía una historia detrás, o quizás no.
te, te, te quiero.
Hagamos un cuento, una historia, hagamos un final feliz, o contemos algo que no se acabe nunca, hagamos que todo sea perfecto, que no existan los malos, que no nos pase nada malo, hagamos que no hayan rayadas, ni enfados, hagamos un lugar perfecto, que solo estemos, tu, yo y pocos mas. Hagamos la felicidad, hagamos una historia con muchas historias, hagamos anécdotas, experiencias, lecciones, y una vez tengamos todo eso...
hagamos el amor.
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